¿Son los WRC la solución?
Estos días anda toda la “rallyesfera” española revuelta. Hace algo más de un mes, la Real Federación Española de Automovilismo anunciaba la creación de (citamos textualmente) “un grupo de trabajo que permita identificar las posibles carencias o necesidades del Campeonato de España de Rallyes de Asfalto, haciendo posible la mejora de este certamen a partir de la temporada 2012, desde el punto de vista económico, técnico y deportivo”. La solución que han planteado es admitir los World Rallye Car en el campeonato, y algunas modificaciones en los Grupo N+, alejándolos aún más de la normativa FIA. ¿Esta es la solución a la situación actual?
Vivimos en un época difícil a nivel económico, eso es algo innegable. Si esto lo trasladamos a los rallies, nos encontramos con equipos con presupuestos muy, pero que muy ajustados, que a duras penas llegan a poder completar la temporada, sin grandes patrocinadores, y grandes dificultades en caso de que surja algún imprevisto (accidentes, averías, etc.). Las listas de inscritos de las pruebas del nacional son casi ridículas, y no dejamos de escuchar quejas sobre lo caro que es afrontar el campeonato. Pues bien, parece que todo esto que podemos ver en todas y cada una de las pruebas del campeonato, tanto de asfalto como de tierra, ha pasado desapercibido para el grupo de trabajo formado por la federación. Su solución pasa por proponer coches más caros, y más difíciles de vender, o “reutilizar” en otros campeonatos. Parecen pasar desapercibidas las opiniones de los pilotos y equipos, que al fin y al cabo son los que deben poner los coches en marcha, y sus presupuestos en juego en cada prueba, mientras desde las altas esferas se firman acuerdos con empresas que pasan a convertirse en monopolios (léase gasolina, seguros, GPS, y algún otro aspecto que seguro que se nos escapa). Ya en esta temporada se ha dado entrada a los Kit Car de dos litros, que con las nuevas ideas planteadas por el famoso grupo de trabajo podrían quedar sin limitaciones, y la idea ha demostrado ser un autentico fracaso. Tan solo un coche ha seguido la temporada, y lo ha hecho sufriendo multitud de problemas, y sin posibilidades reales de luchar por las victorias, tal y como aseguraban desde la Federación a principios de año. Precisamente por estos motivos nos llama la atención que ahora se plantee siquiera la idea de aceptar con calzador una categoría aún más cara, y con coches más complejos técnicamente como son los WRC. Y es que, a parte de todo, hay que ser realistas, y aceptar que en la anterior época en la que los WRC estuvieron permitidos en el nacional de asfalto, en su mejor prueba llegaba a haber un total de 4 coches, y estamos hablando del Rallye de Canarias, donde había pilotos invitados por la organización, y algún WRC local. Con la aplastante superioridad en cuanto a tracción, y manejo de estos coches frente a los S2000, o incluso los R4 (permitidos en el reglamento actual, aunque no haya ningún coche de esta categoría), tenemos como resultado un campeonato similar al del 2002, donde Jesús Puras dominaba de forma aplastante con su Xsara T4 WRC. Pero nos estamos desviando del tema principal. Este fin de semana Miguel Fuster se ha proclamado Campeón de España de Rallies de Asfalto, y no se ha mostrado especialmente contento, si no todo lo contrario, a tenor de lo que podemos ver en sus declaraciones en este articulo de la web motorenlinea, en las que asegura que “Te dejas la piel en los tramos y no ves una simple recompensa a nivel de patrocinios o de una ayuda que nos permita seguir adelante. Acabamos de conseguir el campeonato y no podemos ir siquiera a cenar todo el equipo a celebrarlo. A veces uno se pregunta qué hacemos aquí”. Personalmente, estas declaraciones de Miguel Fuster me recuerdan a lo que un servidor llamaba la “maldición del nacional de tierra”, y es que durante varios años, el piloto que ganaba el nacional de tierra, a la temporada siguiente no encontraba presupuesto para correr, algo inquietante, sin lugar a dudas. Traigo este tema a colación por que quizás debería ser un tema a tratar antes que decidir admitir coches más caros y complicados en el campeonato. Pero el problema, como podemos ver en el estupendo reportaje sobre este tema que ha publicado la revista Crono Motor, es que cada piloto barre para casa, y no terminan de ponerse de acuerdo a la hora de resolverlo. En algo si que coinciden, y es que falta repercusión a todos los niveles, y esa falta de repercusión se traduce en falta de patrocinadores y de interés por parte de las marcas, con la loable excepción de Suzuki. Y es que resulta inaceptable que una marca tenga que pasar por caja para aparecer en los resultados del nacional de marcas, o pagar para organizar una copa de promoción en un campeonato que está agonizando. Esto ha provocado la salida de todas las marcas que había en este certamen, aunque en realidad nunca ha estado muy claro si las marcas eran la solución, o parte del problema. ¿Y cual es la solución? Debo reconocer que hasta hace más bien poco tiempo, he sido defensor de la idea de dejar correr a cualquier vehículo con las medidas de seguridad adecuadas. Pero analizando la situación con detenimiento es fácil darse cuenta de que si un piloto reúne el presupuesto suficiente para participar con un WRC medianamente competitivo (se habla de Monzón con el Focus WRC del equipo italo-suizo GMA Racing), el campeonato habría terminado antes de comenzar, al menos a nivel deportivo. Además, hay que escuchar el clamor de los equipos, que en general piden una reducción drástica de costes, algo que, al menos desde fuera, da la sensación de que no se ha tenido muy en cuenta desde el “grupo de trabajo” que ha creado la Federación. Ha quedado muy claro que el Rallye de Madrid es un prueba laboratorio, pero a juzgar por el resultado de esta prueba en las últimas temporadas, esta claro que no es el mejor rallye para realizar este tipo de experimentos. Los tramos no son los más “normales” del nacional, y dado que no han cambiado el recorrido respecto a la pasada temporada, la especial más larga es la del circuito del Jarama. Nunca he estado de acuerdo con la reducción de pruebas del calendario, pero dadas las circunstancias, quizás sería el momento de planteárselo, al menos temporalmente. Menos pruebas significa un menor presupuesto, y es algo que los equipos agradecerían. También sería bueno eliminar algunas obligaciones como la gasolina, o el seguro. Liberalizar la gasolina a utilizar crearía una “guerra” de precios, y abriría la puerta a patrocinios a cambio de suministros. Liberalizar los seguros también provocaría una bajada de costes por los mismos motivos. En definitiva, hay muchas medidas sencillas que facilitan la vida a los equipos, y reducirían el presupuesto necesario para los equipos. Otro tema sería el de reducir costes para los organizadores, aunque eso da para otro articulo completo, que de la misma forma, termina resumiéndose en la eliminación de monopolios creados en base a acuerdos federativos, de dudoso beneficio para el deporte.
Firma: César Rodríguez López
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